La sostenibilidad del sistema sanitario público
Especial: la sostenibilidad del Estado de bienestar: Opina sobre la Sanidad Pública
Desde hace unos meses y especialmente al hilo de la crisis económica se ha abierto un
debate en nuestro país sobre la sostenibilidad de nuestro sistema sanitario. El debate
está muy mediatizado por los intereses económicos en juego y resulta poco inteligible
si tenemos en cuenta que nuestro gasto sanitario se encuentra por debajo de la media
de la OCDE (313 euros per capita y 0,5% sobre el PIB) y muy lejos de los países que lo
encabezan, siendo además de los menores si nos fijamos solo en los países mas
desarrollados (es decir si excluimos a México y Turquía). Por otro lado conviene tener
en cuenta que el crecimiento anual del gasto sanitario en España en los últimos 10
años se situó en el 2,7% (promedio de la OCDE, 4,5%) y que en la curva que relaciona
la esperanza de vida con el gasto sanitario la primera se sitúa por encima del lugar que
nos correspondería, es decir nuestro gasto sanitario es muy eficiente al menos
considerando como resultado la esperanza de vida de la población.
También llama la atención que se propugnen por
algunas fuentes, e incluso por algunos políticos,
medidas como el copago que, precisamente, son
preponderantes en los países con mayor gasto
sanitario y peores resultados en salud, y que
todos los estudios señalan que tienen un impacto
muy negativo sobre la equidad y que penalizan a las personas mas pobres y mas
enfermas, y más aún que esto se haga en medio de una crisis en la que hay mas de 4
millones de parados, que no se prevé que dejen de serlo a corto plazo, y unas pensiones
que en muchos casos están en el limite de la supervivencia.
Sin embargo los problemas de nuestro sistema sanitario son claros y sobradamente
conocidos: un gasto farmacéutico muy elevado (en torno al 30% porque no se conoce
con certeza ya que las comunidades autónomas no hacen público el gasto hospitalario,
que es el que mas crece), una creciente privatización que hipoteca a las
administraciones públicas durante periodos muy largos de tiempo con costes muy por
encima de los del sistema público, la sobreutilización tecnológica que es un rasgo
común a la mayoría de los países desarrollados, aparte de una gran descoordinación en
sus actuaciones y falta de objetivos de salud de todo el sistema sanitario.
Por eso los avances en el mantenimiento y mejora de la sanidad pública deberían de ir
en los siguientes aspectos:
1.- Información y transparencia: Desde el sistema nacional de salud se debe de
mantener una información homogénea y transparente hacia los ciudadanos, sobre el
funcionamiento de los servicios sanitarios. Los servicios públicos los pagamos todos y
tenemos derecho a conocer una información detallada sobre su funcionamiento.
2.- Financiación adecuada: El sistema nacional de salud necesita una financiación
acorde con sus compromisos con la población y con las necesidades de esta, y debe de
ser una financiación finalista que garantice que los fondos que se destinan la sanidad ,
se destinen realmente a dichos fines.
3.- Políticas comunes y coordinadas: En todo el sistema nacional de salud es
necesario que se elabore y se ejecuten políticas comunes para evitar la discriminación
de algunos colectivos y la diferencia de prestaciones según que comunidad autónoma.
Para ello seria imprescindible la elaboración de un Plan Integrado de Salud.
4.- No a las privatizaciones: Hay que definir con claridad del modelo público de
sanidad y paralizar el desvío masivo de fondos públicos y las concesiones a la empresa
privada.
5.- Control del gasto farmacéutico: Se deben establecer mecanismos para un
mejor control del gasto en farmacia, a través de elementos como los sistemas de
información independientes y de calidad a los profesionales, el incremento en la
utilización de medicamentos genéricos, y el control de la industria farmacéutica y sus
influencias sobre los profesionales sanitarios.
6.- Evaluación de la utilización de la tecnología: El sistema debe apostar por
mantener el nivel de referencia técnico de los centros sanitarios públicos mediante una
política continuada y sostenible de adquisiciones de alta tecnología.
7.- Política de personal: Hay que desarrollar una política que implique más al
personal en el propio sistema para que se sienta identificado y comprometido en el
sistema de salud, con estrategias como:
- Dedicación exclusiva, para evitar colusiones entre lo público y lo privado
- Desarrollo de formación postgraduada troncal de los especialistas.
- Incremento del número de profesionales de enfermería, adecuando sus competencias
profesionales.
- Desarrollo de las especialidades de enfermería.
- Profesionalización de la gestión sanitaria.
- Desarrollo de carrera profesional.
- Asegurar la independencia, cualificación y profesionalidad de los cargos intermedios.
- Implementar medidas para el desarrollo de la calidad y excelencia entre los
profesionales sanitarios.
Estas son medidas para desarrollar el carácter de excelencia de nuestra sanidad
pública, para desarrollar sus potencialidades y para mejorar su eficiencia porque tal y
como están las cosas parece que el mayor riesgo para la sostenibilidad del sistema
nacional de salud esta en quienes se empeñan en impulsar medidas que van contra sus
valores esenciales: accesibilidad, gratuidad en el momento del uso y excelencia clínica.
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