El éxito sólo viene de la amenaza del fracaso. Sin presiones, no planificaríamos, no utilizaríamos la sabiduría, ni ejercitaríamos el cuidado. Nos damos cuenta de que sólo tenemos un tiempo muy corto para conseguir un logro, para probar que nuestra existencia valió la pena, y por eso nos esforzamos más duramente.
Después de todo, vivimos un tanto fortuitamente: Cuando la vitalidad fluye libremente, no tenemos suficiente sabiduría. Cuando hemos ganado sabiduría, el destino nos ha hecho demasiado débiles para actuar. Nuestras vidas son un tapiz tejido tanto de equivocaciones como de éxitos. Nos asusta el fracaso. Tenemos que tomar nuestras decisiones lo mejor que podemos, y a medida que maduramos, podemos ver mejor nuestro camino.

No hay comentarios:
Los comentarios nuevos no están permitidos.